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Estos 7 hábitos están dañando tus dientes

Por ahí dicen que el hábito hace al maestro, pero cuando hablamos de malos hábitos en el  cuidado oral, el efecto es inversamente proporcional. Es difícil hacernos conscientes de que  nuestros -aparentemente- inofensivos hábitos puedan causarles mal a nuestros dientes, pero la  clave está en el efecto demoledor de la repetición.

Aquí compartimos una lista de malos hábitos que frecuentemente son la causa de múltiples  problemas orales que los odontólogos deben combatir, a veces demasiado tarde, pues el mal  se disfrazó de hábito y solo viste el problema cuando apareció el dolor.

Si tienes alguno de estos malos hábitos, lo primero es que te hagas consciente de su potencial  perjuicio a mediano o largo plazo.

Cepillarte con demasiada fuerza  

Por alguna razón a veces se asocia cepillarse bien con cepillarse ejerciendo mucha presión  sobre los dientes y encías. Tener esto como hábito terminará por erosionar la encía que  recubre la raíz del diente ocasionando sensibilidad.

Solución: ejerce una presión adecuada, teniendo especial cuidado al cepillar las encías. Es  recomendable usar un cepillo de dientes de cerdas suaves.

Usar la seda dental incorrectamente

Incluso algo tan beneficioso para nuestra salud oral como lo es la seda dental puede llegar a  dañar nuestros dientes si se usa de una forma incorrecta. La seda debe usarse formando una  ‘U’ alrededor de cada diente, barriendo de arriba hacia abajo un máximo de dos veces por cada  lado, desde la raíz hasta la corona del diente. El daño se puede dar cuando, en vez de barrer  de arriba hacia abajo, la seda se usa en un movimiento horizontal, deslizándola múltiples veces  adentro y afuera, entre los dientes. Este modo de uso produce un efecto cortante y puede  empezar a crear sensibilidad y erosión en la raíz de los dientes.

Roer elementos duros

Con frecuencia los efectos de la ansiedad o el estrés nos llevan a tener acciones compulsivas  que se convierten en hábito, como puede ser el hecho de roer la tapa del lapicero o las uñas.  Extendido en el tiempo este hábito puede poner a prueba el esmalte de tus dientes, y muy  seguramente perderá la batalla contra aquellos elementos duros que usas para calmar tu  ansiedad. También aplica para cuando usas tus dientes como tijeras destapadoras de paquetes  ¡Ojo!

Castañear los dientes

Este mecanismo sólo tiene valor si se trata de calentar tu cuerpo cuando tienes frío, pero tiene  serias consecuencias adversas si se trata de jugar al tiburón, abriendo y cerrando con fuerza tu  boca y chocando los dientes inferiores con los superiores. Este hábito puede ocasionar  microfracturas en la corona de tus dientes, promoviendo problemas endodontales.

Bruxismo  

También por estrés, sucede que mientra dormimos tendemos a apretar excesivamente y  rechinar los dientes superiores contra los inferiores, lo que la larga causa la erosión del  esmalte.  Solución: ten un momento de relajación antes de dormir, deja los problemas del trabajo fuera  de casa. También es muy recomendable tener una resina protectora a la medida de tus dientes  que impida la fricción durante las horas de sueño.

Demasiados dulces

Los restos de alimentos ricos en carbohidratos, al descomponerse en tu boca, generan ácidos  que son los culpables de las caries. Como es difícil cepillarte después de cada ingesta de este  tipo de comida, te recomendamos reducir su ingesta al máximo.

Cepillarte justo después de que has comido

Cepillarte después de cada comida es ideal, así las bacterias no tienen oportunidad de  acidificar tu boca. Sin embargo, hay que ser muy cuidadosos cuando se han ingerido alimentos  cítricos, ya que el ácido de frutas como la naranja, el limón o la toronja ablandan parcialmente  el esmalte de los dientes, y nuestra saliva tarda de 20 a 30 minutos en neutralizarlo, tiempo  que deberás aguardar antes de cepillarte los dientes sin peligro de rayar su esmalte.

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